Compré un libro
Compré un libro en internet para mi tesis. Me ilusionaba que llegara el correo un día cualquiera, como en Madrid, con el paquete… sólo que más lento, claro: lo compré en febrero y estamos en pleno abril.
Efectivamente, el sábado llegó el correo, pero para comenzar una especie de ceremonial o rendez-vouz: mi libro está en la aduana y debo rescatarlo de allí. Debo ir munida de la tarjeta bien formal que me dejaron, llena de datos, y mi pasaporte.
¡Me hizo tanta gracia ver tanto respeto, que entiendo tan perfectamente! No sé si logrará imaginar el lector: en primer lugar, un libro, un buen libro, y nuevo; en inglés; llegando desde el extranjero. No sé cómo me acostumbré tan rápido en Madrid a que hubiera libros así por todas partes.
Puedo hacerme un tiempo mañana tempranito; me vestiré con un poco de esmero e iré a la aduana. No es cuestión de andar despreciando la reverencia y cortesía del empleado que me atenderá. Y tampoco es cuestión de despreciar mis propios sentimientos: será mi primer libro comprado en Salta…
Efectivamente, el sábado llegó el correo, pero para comenzar una especie de ceremonial o rendez-vouz: mi libro está en la aduana y debo rescatarlo de allí. Debo ir munida de la tarjeta bien formal que me dejaron, llena de datos, y mi pasaporte.
¡Me hizo tanta gracia ver tanto respeto, que entiendo tan perfectamente! No sé si logrará imaginar el lector: en primer lugar, un libro, un buen libro, y nuevo; en inglés; llegando desde el extranjero. No sé cómo me acostumbré tan rápido en Madrid a que hubiera libros así por todas partes.
Puedo hacerme un tiempo mañana tempranito; me vestiré con un poco de esmero e iré a la aduana. No es cuestión de andar despreciando la reverencia y cortesía del empleado que me atenderá. Y tampoco es cuestión de despreciar mis propios sentimientos: será mi primer libro comprado en Salta…
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