flequillo
Sin dudar casi me corté el flequillo yo sola por la mañana, tempranito antes de ir a trabajar, con la tijera para tela; no me daba el tiempo para pensar en ir a la peluquería y ya tenía medio tapados los ojos. Resultó una brevedad agradable, aunque como suele suceder con las cosas nuevas me dio un poquito de susto dar el paso y mostrarme. Por varios días estuve escuchando cosas sobre la renovación del flequillo. Cande, que no me conoce mucho pero es observadora, quizás dio en la tecla: "es... como una mezcla de Audrey y rolinga". Es evidente la parte que me gustó más: ¡qué suerte parecerme en algo a la Hepburn! (aunque ella en realidad usaba su flequillito despeinado). Una noche sentí que varios alumnos estaban quedando fijos en el mismo punto y conté la versión rolinga para cortar el hielo; se rieron conmigo y seguimos la clase tan tranquilos pero ninguno desmintió e incluso Cristian bromeó después sobre Mick Jaegger.
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