Los pirpintos

Otra vez pasaron sobre mi jardín, migrando hacia el sur. Miles de voluntades blancas siguiendo un destino inflexible; niños jugando a las escondidas, al tejo, a la rayuela, amantes cortejándose, exploradores rítmicos del aire azul, efímeros arrieros. Unas mariposas de colores los siguieron recelosas de su comarca y los jilgueros se comunicaron las tempranas muertes y los nacimientos repentinos. El cielo esperó que pasara un pichón rezagado y se volvió al sol. Lo vio a lo lejos en su huida: ya se había vestido de pirpinto para irse como rey de la comparsa. Comprensivo, se arqueó y bajó suavemente su telón de lluviecita pudorosa.

Comentarios

Jaime Nubiola dijo…
Precioso! Cuando puedas ponle las tildes. Me ha encantado lo de "lluviecita". Afectuosamente,

Jaime