el arcón

Desde niña trabajó entre ruecas, telares, agujas. Aprendió las artes antiguas del bordado con piedras y perlas, ideó dibujos sobre la forma en que las estrellas siguen su curso, se aplicó a la traducción del canto de la alondra sobre la tierna superficie de la seda. Una tarde suavemente iluminada se dijo: Ya está bien. Se desnudó en medio de un silencio nuevo. Puso todo el ropaje en un arcón sin apariencia y al descorrerse el velo del sol lo mandó al rey, con una carta perfumada de jazmín.

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