casa meva

Suena aún el lavarropas; lo dejé funcionando para ir al mercado y todavía no se termina el programa para ropa delicada. No recuerdo cuánto dura. La principal novedad del mercado: Dora, la señora que me vende la verdura, no está atendiendo; ha muerto su marido y ella no se repone. Me la imagino. Es el prototipo de la mujer fuerte, fortísima, que es puro corazón. Compré una planta de orégano (y reinicia mi minúsculo jardín). Continuará.

Comentarios