batidora

Perejil recién cortado, fin de la agitada mañana. La mezcla de paella, ratatouille y risotto se hizo lentamente en automático, entre mil pasos torpes yendo y viniendo entre el escritorio y la cocina. Por algún motivo acertado pensé que era mejor cocinar yo misma lo que saliera (no lo pensé, lo hice sin pensar) y tal vez estuvo ahí la clave: mi cabeza estaba funcionando en el modo batidora y tal vez por eso se le mezclaron las recetas sin querer, al ritmo de los dedos sobre el teclado. No entendí cómo las manos escribieron solas, comprendiendo más de lo que la cabeza llegaba a dar de sí, como al dictado, y sólo los ojos asintieron, intuitivos: un golpe de vista, vas bien (sonrisa), avanti. Supongo que cuando relea comprenderé qué es lo que han escrito las manos. Confío en eso. Ahora, le falta al día la parte de los galeotes.

Comentarios

Sur Tucumano dijo…
Interesante el estilo "batidora"; mezcla las pulsiones de escribir y comer (una comida de autora.