quien me comprenda

Supongo que quien me comprenda debería dejarme ser como un ututo o una vaquita de san antonio, que va y viene, que va y viene siempre. Que no me admiraría demasiado (aunque sí un poco) y que estimaría en mucho mi provisionalidad y mis múltiples pequeñeces. Que se divertiría sencillamente con mis ingenuidades, con esa curiosidad con la que veo todas las cosas como universos naciéndome entre las manos. Seguramente me dejaría ser tranquila y libre bajo la condición de una risueña confianza. Siempre la confianza.

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