Algunas visitas matutinas

Mi escritorio de la mañana está junto al de Eva, que se encarga de las becas para alumnos de educación intercultural bilingüe, es decir, alumnos de Salta que son aborígenes. Me ha pasado varias veces que al atenderle el teléfono o hacer pasar a una persona que viene a verla resulta que he estado tratando con un cacique que me concede el honor de tratarme de vos.
La gente busca a Eva todo el rato. Ella habla poco, pero a veces, con una sonrisa cómplice y papeles, siempre papeles en las manos, se detiene y me cuenta algo.
Por ejemplo, que en Salta se habla más de diez lenguas, y que según las zonas el español es la primera o la segunda lengua de los niños.
Que los niños de Colanzulí que han ganado el premio nacional de la Feria de Ciencias e irán a Estados Unidos a contar su proyecto en realidad no están preocupados por el avión sino porque no estarán con su comunidad justo en la época de la cosecha.
Que el señor tan elegante que estuvo hace un rato en la oficina salió por la madrugada de El Porongal, rodeó la montaña en burro y tomó dos vehículos para llegar aquí.
Y más cosas.

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